Fue Dios

Fue Dios

Hola ¡lectores! 👋 

Cuántas preguntas de seguro llenaron la mente de José cuando fue vendido por sus hermanos. Cada momento mientras se alejaba de lo conocido a lo desconocido, cada amanecer con ansias de ver algo conocido y cada noche en soledad. Tal vez sin entender muy bien lo que pasó, los días se convirtieron en semanas, las semanas en meses y los meses años para que recién después de mucho tiempo pudiese comprender por qué pasó todo.

No fueron ustedes

Cada hecho que pasó, cada situación que atravesó siempre estuvo en control de Dios. José entendió que siempre fue Dios. Él estuvo en control de la esterilidad de su madre, del trabajo de sus hermanos en Siquem, del rencor y la envidia en sus corazones, de los mercaderes madianitas, de Potifar y su deseo de comprar un esclavo, de la confianza del jefe de la cárcel, del sueño del copero y del panadero, de los sueños de Faraón y del tiempo de abundancia y escasez. José pudo darse cuenta que Dios siempre estuvo ahí guiándolo, ayudándolo y permitiendo todo para cumplir a través de él su propósito. Es por eso que, cuando él revela su identidad ante sus hermanos, expresa palabras tranquilizadoras, no solo para ellos sino para su propio corazón:

«Y Dios me envió delante de vosotros, para preservaros posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran liberación. Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios…»
(Génesis 45:7-8a).

Los planes de Dios

Los hermanos de José creyeron que se deshacían de su hermano, pero era Dios llevando a José a Egipto para cumplir así sus planes, su promesa. Dios había prometido hacer de Abraham una gran nación y el nacimiento de Isaac daría comienzo a esa promesa y Jacob sería la continuidad de ella, por lo tanto, la descendencia de este debía continuar.

Si José no hubiera estado en Egipto, durante el tiempo de la abundancia y la posterior escasez, la gente no solo de Egipto hubiera muerto de hambre sino también la de Canaán, entre ellos, la familia de Jacob. Si esto hubiera sucedido, ¿qué hubiese sido de la promesa de Dios a Abraham? Él no solo da la promesa, la hace posible.

Por ello, bien hizo José al reconocer y hacernos recordar que a pesar que hayamos pasado por constantes tragedias o situaciones adversas, que a priori quisiéramos no experimentar, fue Dios moviendo todo para mostrarnos hoy su voluntad. O tal vez, quizá aún no hayamos llegado al momento de ver por qué Dios permitió todo ello y recién mañana lo sabremos. Puede que aún recién “te hayan vendido tus hermanos” o “aún estés en la cárcel” siendo acusado injustamente, pero no es necesario terminar un capítulo o llegar al final del libro de tu vida para reconocer que siempre fue Dios.

«Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo.»
(Génesis 50:20).

Dios te bendiga, confía en él.

— Kendig Valenzuela