Cada día

Cada día

¡Hola lectores! 👋 

El día de las madres pasó y con ello una oportunidad de demostrar nuestro afecto a una persona que, sin duda, en la mayoría de los casos, es muy importante en nuestra vida. De seguro es que pensamos que todo lo que le hayamos dicho, preparado u obsequiado fue insuficiente comparado a todo el amor mostrado en cada cosa que a lo largo de nuestra vida ella ha HECHO por nosotros.

Evidentemente, nuestra gratitud no está limitada a un día especial, sino que cualquier momento es bueno para reconocer lo que MAMÁ significa para nosotros. Si eso podemos pensar sobre una persona que, aunque muy especial, es tan igual a cualquier otro ser humano y aunque todo lo que HACE opaca que en su SER es tan imperfecta como nosotros (equivocaciones, malas decisiones, defectos, pecados, debilidades y más es lo que hallaremos en ese ser tan amado), ¿qué podemos pensar de un ser tan maravilloso que no solo sus HECHOS lo hacen merecedor de toda ALABANZA y RECONOCIMIENTO, sino que su SER mismo está lleno de perfecciones?

Qué gratos recuerdos trae para muchos de nosotros cómo MAMÁ nos acompañó en cada etapa de nuestra vida, algo que quizá de niños valoramos mucho y a veces en la adolescencia o primeros años de juventud olvidamos o no reconocemos naturalmente, pero mientras más pasan los años esos recuerdos nos llenan de gratitud hacia ella. Es posible, aunque triste, que aún como creyentes pasemos esas etapas en nuestra relación con Dios y nuestra gratitud a él.

Al llegar a Cristo, podemos estar tan agradecidos a Dios por el cambio que ha HECHO en nuestra vida, por el vendaval de bendiciones que ahora tenemos y experimentamos, pero algunos han llegado a esa adolescencia en la que olvidan todos los favores recibidos. Tiempo y palabras faltarían para reconocer cada cosa que Dios ha hecho a nuestro favor. Si siendo nuestra MAMÁ un ser imperfecto, supo darnos buenas dádivas, cuánto más nuestro PADRE ETERNO (Mateo 7:11).

Si hay palabras con las que intentamos ser agradecidos por todo lo que ella ha hecho por nosotros, pues también debemos tratar de expresar con palabras todo lo que nuestro Dios ha hecho a nuestro favor. No solo amándonos desde antes de la fundación del mundo, sino que, sabiendo nuestra condición de pecadores y nuestra subsecuente predisposición al pecado y a alejarnos de él, con cuerdas de amor nos atrajo (Oses 11:4).

¡Qué cosa tan maravillosa!
Tomando las palabras de Moisés, podemos decir: «¿qué dios hay en el cielo ni en la tierra que haga obras y proezas como las tuyas?».

Todo lo mencionado (en breves palabras) sería suficiente para llenar nuestra boca de alabanza a su nombre TODOS LOS DÍAS, pero a diferencia de nuestra MAMÁ, él no solo es merecedor de esa alabanza por lo que HACE sino también por lo que ES. Sus perfecciones son tan asombrosas que hace de ÉL el ÚNICO merecedor de alabanza y honor, no solo por lo que HACE sino también por lo que ES.

«Dad a Jehová la honra debida a su nombre… Postraos delante de Jehová en la hermosura de la santidad.» (1 Crónicas 16:29).

Por eso CADA DÍA, es un buen día para ALABAR a nuestro Dios, por lo que ES y por lo que HACE. No esperes el siguiente culto para hacerlo.

«Bueno es alabarte, oh Jehová, Y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo; Anunciar por la mañana tu misericordia, Y tu fidelidad cada noche» (Salmos 92:1–2).

– Kendig Valenzuela